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Saturday, September 17, 2011

La piononificación del porcino fortuño.

 Arriba: Radiografía de la chola fortuñista después de la piononificación.

 La piononificación del porcino fortuño.

Quiero machacar en la memoria lo que ocurrió la víspera  del 4 de noviembre de 2012, inicio de una era, que si bien no fue ni será afortunada, sí que sí será felizmente desafortuñada. Quítense la cerilla, paren las orejas y oigan lo que les contaré, oh amigos, amigas y hasta ustedes asquerosos tubérculos, parientes socatos del ñame burro quienes con guindante corbata invaden la casa de las bastardas leyes. No me detendré ante el farifo miedo ni ante el favor blandengue que tanto los cosquillea. Lo que cuente será la puritita verdad sin barniz ni miel de abeja. Si alguien buscara las fuentes de las ásperas verdades que aquí consigno, no le responderé, a no ser que me salga del nabo hacerlo. ¿Quién, en efecto, habría de obligarme a fuerza de choque y mojigata prohibición?, cuando sé muy bien que fui liberado de la afortuñada calamidad el día en que murió aquél que hizo verdad de este dicho: “such is life; no todo el mundo nació tan afortuñado.” Si me diera la regalada gana de contestar, diré lo que primero me venga a la lengua (que sucio será por la porcandad del sujeto en cuestión). ¿Quién rayos le ha pedido alguna vez a los historiadores que juren sobre la madre que los parió que dicen la verdad y nada más que la verdad? Sin embargo, si  fuera necesario citar la autoridad en la que se basa esta vaina, vayan y pregúntenle a Séneca que consignó la cojeante ascención del gago emperador Claudio. ¿Qué pasa? ¿Necesitan  una autoridad un chispito más actualizada? Pues los mando a que vean la Revista  del führer Rivera Sheisse, donde se documenta la descención de los cielos del mesías  Pedro T. Rocé Yo, tras  aparatosa y mortal caída de su mesiánica grúa, y  la aún más reciente piononificación del porcino Fortuño,  quien, habiéndose reventado un par de tripas mediante la pudorosa cancelación del setenta por ciento de los fondos de un peo, se encontró la cabeza hecha un pionono repleta del peorreo gas letal y estiró el contrato,  porque ya había empeñado las cuatro patas en las que andaba. Diré lo que, según la Revista del führer Rivera Sheisse,  acontenció en el suelo y en el cielo el día en que el porcino Fortuño se piononificó. Échenle entonces la culpa al führer Rivera Sheisse por toda la guaza que aquí encontrarán.
Del  Caribe el caluroso invierno
se había fumado la nieve hasta el cabo
que el Periquillo Santini trajó en el rabo
aleteando desde las pailas del infierno.
Había dejado al diablo endiablado
pues le llevó toda la caspa con el pico
el cual teniendo un roto no muy chico
dejó a San Juan, cual mayorca, empolvado.
Ésta es San Juan, la tierra del Perico,
chilló Santini con pecho de paloma,
ya que la muerte de Fortuño se asoma,
seré el pichón de todo Puerto Rico.
Luego empolvó el cuartel de policía
y celebraron a macanas  noche y día.
Creo que me van a entender mejor si machaco que el mes era Noviembre y el día el cuarto. La hora exacta, ésa sí que no se la puedo decir, porque ya en este punto no había presupuesto para relojes, pero se sabe que estaba en tres y dos al momento de la piononificación. ¡Qué jibarería!, acaso dirás. Todos los poetas suelen describir cosas bonitas y completas y tú estás brincando de tema en tema como cabro de costa de mogote en mogote. Pido paciencia, que al describir cabros tan grandes como éstos,  a uno no le queda de otra que berrear. Y si no vean como berreó el Führer Rivera Sheisse cuando se enteró de la operación Macanas  del Periquillo Santini.
Ya  el sol en el mar se había hundido
cuando el Führer Rivera se enteró
de la caspa que al Diablo le robó
el Periquillo Santini, el muy bandido,
Berreó más que un cabro que, aunque macho,
le haya tocado parir contra natura
tres corderos de larga envergadura
poco blandos, menos lana, mucho cacho.
Luego sacando buche y pluma,
botando por el pico mucha espuma,
le declaró la guerra al Periquillo.
De supermán se puso el calzoncillo,
encima de un leotardo azul y blanco;
cual capa la pecosa ondeó a su flanco.
Ya  Fortuño empezaba a destituir su alma pero como le era tan cara asesora  como que se le hacía demasiado difícil despedirla. Entonces, la insigne, aunque olvidada, diosa romana Caca  quien sola solita apreciaba su caquífice ingenio, le pellizcó un brazo a la Muerte y sacándola aparte le dijo:¿Por qué no lo despachas, dama desalmada, que si  a ti se te considera la más jincha entre los inmortales, éte qu’etá aquí pujó, repujó y, en muchas otras maneras, se esforzó por ser el más blanquito de los mortales, que hasta le aumentó el período lactivo a los mocosos pa que se les contagiara aunque fuera un poquito lo blanquito de la leche? Ya llevas  cincuenta y dos años torturándolo con su mísera vida. ¿Qué rencor le guardas a él y a la República que lo parió? Lo qu’ hagamos ahora y para siempre quedará en los anales y hasta en los ombligos de la Historia. Haz  lo que debes:
¡Muerte, dátele, Muerte!
Pero la muerte contestó: Juró por ti, oh diosa Caca, y hasta sobre el templo de tu prima, la diosa Cloaquina, que planeaba darle otro cuatrenio para acabar de rematar  los pocos empleos, las ralas artes, y hasta las escasas  buenas noticias que quedaban, porque éste encontró las vacas  flacas, y  les prostituyó el pellejo, les privatizó las pezuñas, les censuró los mugidos, les blanqueó las manchas negras, les dió títulos de propiedad por los cuernos y luego se los confiscó, y no le dejó ni el cepillo de pelos de la punta del rabo a la gente pa que se espantara las moscas.  Sin embargo, como quizás todavía sean buenos los huesitos chupaos de las vacas que quedan para hacer una sopita y, porque tú me lo pides, hágase la muerte. Luego sacó la muerte cuatro muertes chiquitas de un pote, una de Pedro T. Rocé Yo, una de Rubén Berreos, una de Anibál Acepedo Viral y la última del porcino Fortuño. En un año les daré la pequeña muerte a estos cuatro en cortos intervalos, pa que aquél no se vaya solito, y es que estuvieron juntos en tantas papeletas que lo más que conviene es mandarlos juntos al infierno.
Así habló la óptima Muerte
ya persuadida por la diosa Caca
de despachar al porcino huele estaca,
chupa matress,  Fortuño, preñagatas.
Quedó la muerte más que bien cegata
de la ira, la indignación,
el asco, la impotencia, la emoción
y, en arroz y habichuela, estreñimiento
que por absurdas y tan obvias razones
le causó el muy raro asentimiento
a las de la diosa Caca peticiones.
Presento ahora sus cavilaciones.
Aquí sí que me chavé;
por catálogo mandé
que así me despacharan
y tras de eso obligaran
al pobre infierno a feos diablos recibir.
¿Qué irá el Diablo a decir
cuando tanta competencia vea llegar?
¡A mí me va a culpar!
Y es que no es uno, ni son dos ni son tres
sino son cuatro que llegan por la prez
de la famosa, roma, Caca ,diosa.
Estos diablos son la más cornuda cosa
que jamás haya parido diabla o mujer.
Que Dios coja confesa’o a Lucifer,
que será un niño de teta este caído
al la’o de estos bandidos.
¿Quién diablos al Diablo seguirá,
cuando ahora haya cuatro diablos más
y cuál de los cinco es más diablo?
¡La lucha surgirá!
¡En vano no hablo!
Allí las pailas le van a privatizar;
los  caballos a los apolípticos jinetes
les van rápido a robar.
Por sacarle billete,
el grinche al diablo le van a empeñar.
Habrá allí demonios rojos y con pava,
demonios azulejos,
y verdes demonios, chava que chava.
Conviene, pues, elegir al más pendejo
con cuidado y con celo
y mandarlo pidiendo pon pal cielo.
¿Pero cuál será el más menso animal?
¿Puerco Fortuño? o ¿Asno Anibál?


 Enlaces:

 Fortuño también puede a veces decir verdades.

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